Los cascos que protegen la zona del cráneo son útiles para todos los casos en los que existe riesgo de producir contusiones craneales.
En general, se recomiendan para personas con alguna enfermedad que pueda alterar el equilibrio. Por ejemplo, parálisis cerebral, ataxia, hemofilia, espasticidad, entre otras.
Este tipo de gorro fabricado con materiales blandos, acolchados y transpirables supone un plus para aquellos individuos propensos a sufrir caídas. Brindan gran resistencia y durabilidad. Además, su peso es ligero y tienen un cierre ajustable que facilitan su uso.
En la actualidad, los cascos de protección craneal infantiles son los más buscados. Se encuentran en distintas texturas, colores y formas para que los pequeños se sientan a gusto.
En los bebés, se emplean como tratamiento para ayudarlos cuando tiene una forma irregular del cráneo.
Los cascos se prescriben a bebés que presentan alguna deformación como el síndrome de la cabeza plana, cuyo objetivo es orientar el crecimiento de la cabeza y corregir esta anomalía.
En Ortopedia Cuenca sabemos que estos cascos de protección son de gran ayuda para muchos niños que padecen distintas patologías.
Un motivo frecuente que requiere el uso de este tipo de cascos es una plagiocefalia posicional, es decir, una deformación del cráneo.
Existen varios factores que causan este problema. Puede ser el uso de fórceps o alguna anomalía producida en la salida del bebé por el canal de parto.
Sin embargo, otra posibilidad es que el pequeño pase mucho tiempo acostado boca arriba.
En un porcentaje muy bajo de casos, algunos bebés pueden presentar una forma anormal de la cabeza conocida como craneosinostosis.
Se trata de una fusión anormal de los huesos del cráneo, algo que evita que el cerebro tenga el espacio suficiente para crecer. En general, esta patología requiere de una cirugía, que luego se acompaña de una terapia postoperatoria con un casco.
Cuando el pediatra decide que el casco puede servir para tratar una deformación craneal, deriva a los padres a una ortopedia, donde se fabricará un casco especialmente diseñado para corregir la deformación que presenta el cráneo del pequeño.
Para evitar irritaciones en la piel, molestias o malos olores es fundamental seguir en detalles las recomendaciones de higiene y humectación de la piel del niño.
En caso presentar algunos de estos problemas, el ortopedista puede realizar ajustes al casco.
En general, los pequeños se adaptan fácilmente a este tipo de ortesis. En los bebés más pequeños, incluso se convierte en un objeto de protección y seguridad.
Lo ideal es iniciar el tratamiento tan pronto como se reciba el diagnóstico. La terapia ayudará a que sea más corto el período que el niño tenga que utilizarlo.
Además, mayor será la probabilidad de que el cráneo tenga una completa corrección de la asimetría.
Cuanto más pequeño es el bebé, el tiempo de uso de la ortesis será menor. Si el bebé tiene más de 6 meses, es probable que tenga que usar el casco por más tiempo.
En aquellos casos que el cerebro ha crecido completamente, no es aplicable el uso o corrección con el casco.
Esto se debe a que tres cuartas partes del crecimiento del cerebro ha ocurrido cuando el bebé llega a los 2 años.
La consecuencia de no usar una ortesis craneal dependerá un poco de la edad y de lo severa que sea la patología que presenta el pequeño.
Como mencionamos antes, el uso del casco ayuda a mejorar la forma de la cabeza de manera notable. Caso contrario, no se puede esperar más que un mínimo cambio.
A su vez, puede afectar el bienestar social del niño en la vida del niño a futuro.
Luego de acudir al especialista, recuerda que en Ortopedia Cuenca te podemos ayudar a diseñar el casco más adecuado para tu pequeño.
Somos un grupo especializado en la fabricación de todo tipo de ortesis, prótesis y ayudas técnicas especializadas para nuestros clientes.
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